EL HOGAR

Qué puedo hacer yo ahora sin ti,
que te fuiste al cerrar una persiana.
Qué hacer con esta casa ya grande,
con el tanto que sobra de sus ecos
y esquinas que no me reconocen.
Con tu bata, enhiesta en el perchero,
fingiendo estar llena de calor.

Voy delgado por el pasillo nuevo,
toco las paredes de papel
con las yemas. También aún respiro.
Enciendo una bombilla esperando
encontrarte. Y sigo andando solo.
Sé que te hubiera hoy apetecido
ir a dar una vuelta al parque rósea.
Sonrío al pensar qué te pondrías,
y por tanto, contemplo así tu cara;
distinta a la de las otras ocasiones,
las mejillas, tu boca y su frescura,
en un domingo tan singular.


que te fuiste corriendo en la mañana,
dejándome aquí solo en la casa
estentórea, y pocos años.

Doy un paso adelante,
tiritan mis piernas.
Me mantengo despacio en equilibrio
como una marioneta de carne
solitaria. El sol ya no entra.
Frente a una puerta me detengo.
La mirada en el pomo reflejado
tu esencia redescubre.
Es el hogar.
Qué puedo hacer yo ahora sin ti,
si el salón y los cuadros
te buscan con
la mirada.
Ya tarda tu cuerpo desnudado
que se fue al cerrar una persiana.
Qué puedes hacer tú ya sin mí.