Nunca sabrás cuanto te quiero.
Cuando tu cuerpo ya no esté.
Nunca sabrás dónde me muero.
Serán mis labios que se ahoguen en tu boca
los que me traigan a la niña ya mayor.
Nunca sabrás cuánto te quise.
O porque una vez me estrellé en tu vida
y mi adolescente se hundió en tus ojos...
(Tiempo pasado, ya se fue
corriendo de nosotros, niños
de la noche).